Hace muchos años cuando era niña, mi padre
solía sacarme a pasear casi todos los fines de semana. Era algo común que
saliéramos a todos lados, visitábamos parientes lejanos que yo no recordaba y
muchos amigos suyos donde entablaban conversaciones que yo no entendía. Era
como si el quisiera tener su vida normal pero incluyéndome en ella. Una de esas
tantas visitas de gente que no recuerdo bien y de casas que solo visite una vez
o máximo dos fue en un barrio del sur de Guayaquil, cerca del hospital Teodoro
Maldonado Carbo (es todo lo que recuerdo, yo solo era una niña). La casa era de
gente acomodada, o fue mi impresión a mi corta edad, por los cuadros y hermosos
jarrones que tenía. Conocí a un matrimonio de cincuentones, con hijos adolescentes.
La hija de unos 12 años, (yo tenía como 10) tenía una colección de muñecas
Barbie que a mi me había dejado con la boca abierta y alguien que nunca olvide
fue al hijo mayor. No recuerdo bien su cara y no recuerdo su nombre pero su
sonrisa era encantadora y era muy bromista. Era mayor que la joven y se que ya
tenía unos 18 años porque ya conducía y eso tiene mucho que ver con lo
siguiente que paso. Almorzamos ahí, pasamos una linda tarde. Al año siguiente,
en que los visitamos de nuevo, este joven había muerto. Fue un accidente de
auto.
Caí en cuenta de lo ocurrido escuchando la
conversación de mi padre con este matrimonio y note que el ya lo sabia de
antemano; salimos después con el dueño de la casa en su auto para hacer unas
compras al comisariato y el señor iba relatando como había muerto su hijo, en
que calle, las circunstancias. "Como quisiera acabar con ese tipo con
mis propias manos, así como me quito a mi hijo" dijo de pronto
mientras conducía, refiriéndose al hombre que había provocado el accidente; a
punto de llorar, apretaba el volante con las manos...yo temía que el hombre
choque, inundado por sus emociones. Luego se calmo y nos pidió disculpas a mi
padre y a mi, que nos habíamos puesto muy nerviosos.
Quisiera recordar muchas cosas pero no
puedo. Cuando se es niño se retienen mas las sensaciones que los nombres y las
situaciones. En este caso en particular quisiera poder recordar los apellidos
de esa familia, el nombre de la hija menor, visitarlos, saber como están ahora.
Preguntarles como hicieron para olvidar, si es que lograron hacerlo. Ellos me
agradaron tanto cuando los conocí que lo que les sucedió me entristeció mucho,
hasta hoy. Y no puedo recordarlos bien, sin embargo lo que sentí no puedo
olvidarlo.
A lo largo de nuestra vida nos relacionamos
con mucha gente pero también de con otras personas que no llegan a tocarnos y
marcarnos. Quiero pensar que esos que logramos ver solo una o un par de veces y
dejaron una huella, un recuerdo imborrable, aparecen como ángeles fugazmente
para enseñarnos algo o hacer que pensemos en ellos y los recordemos como algo
hermoso, ya que los momentos hermosos suelen ser escasos.
El olvido es a veces una enfermedad. Lo que
deseamos recordar, se nos va de la mente. Las cosas dolorosas suelen prevalecer
mas tiempo. Por que no puedo recordar, por ejemplo a mas de la sonrisa de ese
joven, su nombre o su apellido ? Porque no recuerdo el nombre de su hermana o
su mamá que fueron tan amables conmigo ? Por que lo que mas retiene mi mente
es aquella frase tan dura de aquel señor al recordar al hombre que chocó a su
hijo y le causó la muerte ??
Es tan triste el hecho de que la enfermedad del olvido nos deje las secuelas mas dolorosas muchas veces y se lleve los buenos momentos.
Tal ves esto nos enseña que deberíamos
vivir con mas intensidad lo que nos hace felices, para que nunca se nos borre
de la mente.
Es la única explicación que se me ocurre.
Con cariño, para todas
esas personas que extraño y hoy no se donde están.