miércoles, 29 de noviembre de 2017

A los trece...

A riesgo de que me hagan bulling por usar ese número, me puse a pensar que distinto era todo a esa edad. Y que distintos fueron mis trece. 
O tal vez es lo que pensamos todos.


A los trece me enamoré y quisiera decir que fue la primera vez...hace poco pase por la que era su casa. Es sosprendente como ha cambiado tanto el barrio, ninguna casa es igual pero la suya sigue intacta. Pero el quién sabe dónde está.

A los trece me separe de mi mejor amiga, se fue a Europa. Su vida fue tan intensa después de eso que luego de tantos años no lamento que se haya ido porque fue muy feliz. Y también a los trece recibí una carta por primera vez de su parte y escribí una, para ella. 

A lo trece aprendí a cocinar o mejor dicho lo perfeccione porque aprendí lo básico a los doce. A los trece ya podía hacer un almuerzo completo para los 6 integrantes de mi familia.

A los trece odie mi cuerpo por primera vez. Pero en ese entonces aprendíamos (de verdad) a aceptar lo que éramos y lo que teníamos. 

A los trece fui a mi primera fiesta con hombres y mujeres. Fue en mi casa y mal planeada. Todo salió mal, los muchachos se fueron y quedamos solo las niñas, bailando entre nosotras. Y me di cuenta que aún éramos más niñas de lo que creíamos.

...y es tan distinto el mundo que describo que no parece el de alguien normal a los trece. Pero así fue. Y me pregunto, que ha pasado con el mundo ? Que ha pasado con la gente hoy en día ? La libertad que hoy tiene alguien a los trece vale la pena ? O acaso fue que siempre fue como es ahora y solo mi mundo era distinto a los trece ?


Como sea, así fue mejor. A los trece no tuve mi primer beso, de verdad (un niño me beso en primaria, creo, pero fue un tope y de respuesta le di un golpe) ni mi primera experiencia sexual, ni mi primera borrachera, nada de eso. 
Solo viví lentamente, porque es lo que correspondía. 
Porque a los trece recién empiezas pero no te puedes ascelerar, o a los 20s y a los 30s ya no tendrás nada más que descubrir. 


Porque se debe vivir un día a la vez.....

- Dedicado a mi hija Andrea, quien espero tarde mucho en crecer pero poco en madurar. Porque el mundo que ella vivirá no es el mismo que yo viví. 

lunes, 1 de mayo de 2017

"Necesito un favor"


Estaba por cumplir 23 años y por entrar a 6to año de medicina. Las vacaciones se terminaron y mi amiga Marcia que era de otra ciudad ya había regresado a Guayaquil a instalarse en su departamento de nuevo para empezar las clases. Una noche, recibimos una llamada internacional ella a su celular y yo a mi casa "regreso en dos días, necesito que me hagan un favor". 


Se trataba de Monica , que era de otro país y estudiaba con nosotras. Para ese entonces a muchos extranjeros se les hacía más barato y fácil estudiar en Ecuador. Por el tono de su voz no nos pareció algo muy grave pero tampoco dio detalles "cuando llegue les cuento". 

El día que nos juntamos fue en las afueras de la U. "Es más fácil por allá", nos dijo. Talvez porque ella no conocía bien la dirección. En tal caso, nosotras tampoco pero era obvio que Monica no quería ir sola. Se mantuvo en silencio, no nos contó nada en el camino pero como nos teníamos tanta confianza imaginamos que iríamos a comprar algo para su departamento o cualquier otra cosa. Ella, en su condición de extranjera no tenía familia en Guayaquil ni más conocidos así que siempre le ayudábamos con algunas cosas domésticas. 

Llegamos a un edificio del centro, con un Chifa en la planta baja y otros locales comerciales. "Tengo una cita medica" nos dijo. Entramos al consultorio que estaba en el cuarto piso, era algo antiguo y con pisos de madera carcomida que chirriaba  con las pisadas , no tenía recepcionista y un medico de edad nos atendió y nos dijo que pasáramos a esperar. Marcia y yo nos miramos como presintiendo algo malo, yo le alce los hombros y seguimos a Monica hasta la pequeña sala de espera donde ambas nos quedamos mientras ella entraba al despacho del medico. Miramos a nuestro alrededor y había carteles de higiene prenatal y de lactancia materna. Se trataba de un ginecólogo. Seguíamos sin entender porque tanto hermetismo y misterio. Me sorprendió hoy lo poco suspicaces que éramos Marcia y yo en ese entonces, las cosas eran distintas, el mundo era diferente al menos para la mayoría de las mujeres. En eso, Monica sale y se sienta junto a nosotras...quisiera poder recordar las palabras exactas con que nos confesó que estaba embarazada y que ya no deseaba estarlo. Y que por eso estábamos ahí con ella. 

"Esperemos que llegue la Dra. ( no recuerdo el nombre) y empezamos" le dijo el medico sacando la cabeza por la puerta. "No has comido nada, verdad??" Ella asintió. Yo aún no asimilaba la noticia cuando me horroricé al pensar "será aquí, ahora ??". Marcia estaba pálida y muda. Me tomo de la mano y me rogó con la mirada que saliéramos corriendo de ahí pero nos quedamos sentadas y no dijimos nada hasta que apareció una señora de unos setenta años que era la doctora que esperaban. El médico le hizo una broma de mal gusto y pasada de tono y ambos hicieron pasar a Monica a una sala contigua que no era más grande que la oficina. 

Yo seguía pensando "aquí ?? Ahora ??" Todo me parecía sin sentido e irreal. Marcia me abrazo. Estábamos asustadas. No queríamos seguir allí pero a la vez no podíamos abandonar a Monica , se lo habíamos prometido aunque cuando lo hicimos no sabíamos lo que le prometíamos. 

Una media hora después, la doctora salió con un balde de agua sanguinolenta y lo arrojó en el inodoro del baño del pasillo. Yo sentí nauseas y Marcia agacho la cabeza, incapaz de ver. Hasta ese entonces, solo algo me había producido tanto dolor ajeno y fue aquella vez que estaba en tercer año de medicina y al entrar a cierta sala del Luis Vernaza vi a un paciente con una colostomia abierta manchado en sus propias excretas y sin una bolsa recolectora porque no tenía dinero para comprarlas. 

"Hospital Henry Ford" de Frida Kalho, 1932

"Pueden entrar a verla" nos dijo el medico de repente, haciéndome salir de mi ensimismamiento. Ella estaba sobre un simple chailon ginecológico, sin bata y con su blusa, y Marcia le ayudó a ponerse la ropa interior y el pantalón, estaba un poco mareada. Le ayudamos a levantarse y parecía repuesta con rapidez. Luego regresamos a la oficina y la doctora le dio una receta. Salimos de ahí, compramos comida china y le acompañamos a su casa. Durante el camino solo hubo silencio en el taxi. Comimos en su casa, Marcia le pregunto varias veces si tenía dolores y se sentía bien y era increíble lo bien que se veía, como si nada hubiera pasado. La siguiente hora conversamos sobre las pésimas relaciones amorosas que en ese entonces Marcia y yo teníamos y la dejamos descansar. Marcia se fue a su casa en bus y nunca más hablamos del tema. No tuvimos que decir nada para ponernos de acuerdo. 

Ya en el bus, llore de rabia y odie a Monica porque me sentí usada. La odie y a la vez quería abrazarla y también bofetearla hasta cansarme. Siempre pensé que había una mejor forma de "arreglar" algo como esto, que había otras soluciones. Con los años seguimos siendo amigas pero luego nos separamos porque ella hizo cosas contra sí misma y nuestra amistad que no quiero contar porque revelarían su verdadera identidad. Y prefiero que ella se mantenga en mi recuerdo, aunque muy lejos. Cada día en que me viene a la mente lo que pasó esa tarde en aquel mugroso consultorio que ojalá la sanidad haya cerrado, espero que Monica esté bien en su país, que haya sanado sus heridas y que sea feliz, aunque no quiera volver a verla. 


Ella nunca me lo dijo pero se que Marcia se sintió más afectada por esto. Y hace un par de años se graduó como ginecóloga. 


No juzgaré a quienes deciden no tener hijos, a quienes si, a quienes eligen ciertas soluciones porque se trata de su cuerpo, o a quienes asumen lo que venga. Solo quería que supieran que a veces, quienes estamos del otro lado presenciando algo como esto también nos sentimos afectados de algún modo. Y a veces es algo que nos marca para siempre. 



- Para ti Marcia. Perdona por no haberme levantado de la silla para irme contigo de aquel consultorio. Y a ti Monica, mis mejores deseos, donde sea que estés hoy. 


PD: la historia es real pero los nombres y algunas situaciones han sido cambiadas y otras omitidas, por obvias razones.