lunes, 4 de abril de 2016

El Viaje.

Ayer decidí dejarlo todo para conversar con algunas personas. Quise salir a un viaje mental y buscar otra vez a gente que se me fue extraviando en el tiempo. 
En los intrincados bosques de mis recuerdos busqué a la niña que deseaba tener el mar en sus manos porque lo veía inmenso y azul. Busqué al muchacho de 14 años que murió una tarde luego de agonizar junto a ella y cuya alma se quedo para siempre frente a sus ojos. Busqué a la adolescente que deseaba subir de peso y tener un vestido nuevo todos los meses y que se ilusiono con ese joven vestido de militar. Caminé un poco más y aunque oía a esas personas no podía encontrarlas, era como si se escondieran entre los árboles. Luego busqué a la mujer que se enamoro con todo su corazón y perdió la cabeza y que tuvo que tocar fondo para empezar otra vez de cero. Pero ella se confundió con aquella que soñó con una familia y que lo dio todo hasta quedarse sin nada. 
Al llegar al claro del bosque vi a la madre que con dolor tuvo que dejar partir a sus hijos. Ella me miró llorando como lo hacía siempre, desde hace mucho tiempo. Y ya no quise sentir más lastima por ella. 
Entonces entendí que todas esas personas formaban parte del mundo en que me movía y que tan solo deseaban irse en paz; como esqueletos de cadaveres insepultos escondidos en mi armario al que continuamente le abro la puerta. 
Luego de pensar tanto, llegue a la conclusión de que tal vez, si caminaba un poco más por aquel bosque despejando el camino de maleza podría encontrar otro camino mejor y con más luz. 
Un camino más fácil y mejor. 



- Dedicado al amor infinito que todos hemos sentido, el único recuerdo aunque duele no debe morir.